Existe una creencia muy extendida por la zona de las montañas do Caurel , Ancares , y las de nuestro vecino Bierzo sobretodo, por la cual, si te cruzas por el monte en uno de esos paseos maravillosos, partidas de caza , pesca o simplemente de labranza. Según la especie determinada de las que forman el variado ecosistema de esa zona.
Tantas veces como veas a ese animal, o el tamaño del mismo , serán las veces que el amor o las flechas de cupido llamarán a tu puerta y lo grande, profundo e intenso de ese amor.
Tanto es así, que antiguamente los habitantes de la zona, conocían las costumbres y hábitos de cada uno de los bellos mamíferos que por sus tierras vagaban y salían a las labores del campo, paseos , etc . Los felizmente en pareja a horas y zonas donde prácticamente no podías ver a ninguno merodeando, comiendo o cazando. Por el contrario las mozas y mozos en edades...
se decía entonces , de merecer, transitaban los bosques , montañas , cañadas y valles, como auténticos biólogos , botánicos o ermitaños.
Lo bello de los cuentos , historias populares, dichos y leyendas es que desbordan imaginación por doquier , y que llenan sin querer las vidas monótonas , aburridas y pesadas de las personas. Con ilusiones momentáneas y efímeras como la bruma.
Lo malo es que no es ni trasladable, ni intercambiable, ni cierto.
A muchos de nosotros nos gustaría cruzarnos con un paquidermo enorme, un búfalo o un hipopótamo. Claro que tampoco vivimos en Africa , ni pasemos a diario, por el Parque Nacional del Serengetti.
No siendo demasiado ambiciosos , egoístas o acaparadores, la mayoría seríamos inmensamente felíces cruzándonos una vez al menos en la vida con un bello, pequeño y libre, Animal del Bierzo.
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