martes, 15 de diciembre de 2009

CORREDOR DE FONDO

Nada es lo mismo, si lo mismo ha cambiado,
como el viento que sopla en la montaña,
la dirección es simplemente un accidente,
depende del lado de la cima en que te aposentes.
No se si has cambiado tu, yo, ó ambos, pero
mi mirada no se empaña cuando pienso en ti, mis
ojos ya no brillan al mirar los tuyos, y no espero
con la necesidad de un sediento, o la desesperación
de un náufrago tu llegada, tu aparición en mis
madrugadas.
Supongo que nos hemos ido decepcionando,
distanciando, alejado. Como los corredores después
del pistoletazo de salida, siempre hay uno que destaca,
que toma la delantera, que llega antes a la meta, en
definitiva que gana la carrera.
Pero en esta competición, los dos llegamos tarde,
rezagados, los últimos, tristemente los dos hemos
perdido.
Los dos estamos recogiendo velas, poniéndonos
los dorsales nuevos, con otro número, otro estadio
o criterium por celebrar.
Ambos, yo sobretodo tengo edad ya para dejar la
competición, solo quiero ganar una triste medalla,
en mi carrera, antes de retirarme, llevarme por fin
mi corona de laurel, Subirme a un pódium aunque
sea en las fiestas de mi pueblo.
No es que no haya ganado nunca, es que la sensación,
que he tenido siempre es que no he llegado primero, que
la copa estaba vacía, o no había pasado el control anti-dopaje.
Siempre que estoy en una nueva salida, pienso que va a ser
la última, la definitiva, la que corone mi trayectoria de corredor
de fondo, incansable, constante, rompedor.
Por eso, haberme clasificado otra vez, para mi
no es una victoria un triunfo, es un tremendo y agotador fracaso,
ya que los tiempos que marco, aún siendo buenos, ya no son
mis tiempos, sino la dinámica de los mismo.

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