lunes, 24 de mayo de 2010

Ayer cuando más necesidad de ti tenia,
cuando por mis venas apenas corría una
gota de sangre que no te perteneciese.
Nuevamente me has desnudado el alma,
desmontado mi condición masculina,
Esa sensibilidad dudosa que se nos atribuye.
Mientras lloraba y lloraba en mi rincón
favorito del corazón, aquel donde te busco
Incansablemente.
Donde hasta hace poco buscaba, en alcobas,
páginas, locales, bares de moda.
Cuando mi desesperación, llenaba las noches
de lágrimas secas.
Apareces como de la nada, sigilosamente,
acaparando maravillosamente, cachito a cachito,
este corazón, abandonado, triste, solitario.
Anoche, llorando, desconsoladamente,
desperté, removí, todo mi pasado amoroso,
toda mi memoria afectiva.
Y lo que me confesabas, impotente, estuve
con mis lágrimas, chillando reclamando,
despojando de mi, a paladas, bocados.
He perdonado y he pedido perdón Alejandra,
porque como te dije, me han amado, querido
posiblemente más de lo que mereciera, más
de lo que yo fui capaz de devolver.
Porque presumiendo de sensibilidad, he visto
en un segundo lo insensatamente insensible que
me he mostrado, y he entregado.
Porque unas palabras, un poema, pueden también
matar en vida, destrozar la vida a alguien.
La intención no repara un corazón enamorado,
dolido, no correspondido.
Porque amando como he amado, también he maltrato,
he desgarrado ilusiones, chafado places, caducado
complicidades, intimidades, pasiones.
Lloraba y lloraba, y cada gota tenía un nombre, una
Situación, un olor, una caricia, hasta una canción.
Quedándome sin sal en la comisura de mis ojos,
he meditado en unos momentos, censurado otros,
despreciado algunos.

Si ha servido para no volver a hacer lo mismo, para que
antes de abrir mi seductora boca, mi venenosa escritura,
o mis labios de miel.
Si llego a ser capaz de no perderme por los dedos, por
un corazón generoso, un envoltorio a veces engañoso,
siempre honesto pero solo para mi. Solo a mi modo de ver.
He pedido perdón, en cada lágrima, lo he pedido por mi,
y por todos, como un suplantador de un cristo blasfemo, y
mujeriego.
Porque ayer no había un milímetro de maldad en mi alma,
un segundo de rencor en mi ser.
Porque en un segundo, has tenido con una canción la osadía
de tocarme el alma, a veces helada, siempre expectante.
No es un reproche, nada más lejos de mi, es un agradecimiento,
un propósito de enmienda, una MEA culpa.
Saber que detrás de cada una de mis lágrimas, han habido
Cientos de lágrimas anónimas, conocidas, importantes, menos.
Llenando mi boca de sensibilidad, de honestidad, he matado
mariposas en estómagos amables, agradecidos, algunas
veces enamorados, siempre femeninos, tiernos ,maravillosos.
Que también he hecho inmensamente triste a alguien.
Que mi responsabilidad contigo, mi miedo, me lleva a donde estoy,
a este momento, a estas palabras.
Si te quiero, y deseo vivir a tu lado, contigo. En mi corazón,
no hay un ápice de venganza, de rencor, de maldad, todo lo contrario,
hay un órgano arrepentido, del pasado, deseoso de futuro, joven, nuevo,
que ha empezando a latir por ti, con el marcapasos implantado ayer.
En un transplante duro, fuerte, pero maravilloso.
Porque si un día te han hecho inmensamente triste, es mi responsabilidad,
cambiar eso, devolverte toda la alegría perdida, toda la ilusión olvidada.
Y eso… Alejandra, da miedo, mucho miedo, y es un ejercicio de enorme
responsabilidad emocional, que por supuesto quiero ejercitar a tu lado…
Hoy más que nunca.

No hay comentarios: