jueves, 24 de junio de 2010

San Juan misterioso y ancentral

Ultima llamada

No llames si no quieres.
Mi ilusión ya se ha puesto
en marcha.
Cual peregrino a la catedral
de tu alegría.
No llames, si como dices
tienes miedo, no quieres sufrir.
El amor y el sufrimiento caminan
inexorablemente de la mano.
No te puedo hacer responsable,
de mi desesperación, de quedarme
un tiempo más a la deriva del sentimiento,
en el limbo de los afectos.
Mi impaciencia no es tu dueña, es solo
mi condena existencial.
No me llames si no quieres.
Y si quieres…
No me llames.
Ambos sabemos que las porciones no
son medidas en nuestra repostería,
Que la mitad no es el todo, y que las
partes, no nos llegan ni nos llenan.
No me dejes ahora con la dulzura del
veneno de tu voz y tu escritura, con la dosis
inoculada poco a poco y de madrugada.
También sabemos que se olvida y tenemos
el antídoto de lo vivido con anterioridad.
Olvidar es más fácil, menos doloroso, y la
soledad elegida compañera de los inconformistas,
abanderada de los generosos.
Ha anidado en nuestros corazones zurcidos.
Olvidar es lo que mejor sabemos hacer, lo que
hemos mamado, esperando en la esperanza, que
el olvido sea solo eso… Olvido